Cuantas veces no disponemos de un plan B por si las cosas no salen como esperábamos. Lo más interesante viene cuando ya no solo basta un plan B sino un C, D, E, F, G… y así hasta acabarnos el abecedario. Siempre intentamos hacer las cosas con nuestras fuerzas (y aveces a la fuerza) cuando aveces, simplemente aún no es el tiempo, la ocasión o el momento.
Lo mejor siempre será dejar nuestros planes en manos de Dios para que ponga y disponga.
Tal vez no es hoy, ni tampoco mañana. Quizás nunca, pero Dios sabe el porqué y pronto lo sabrás.
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Jeremías 29:11 (DHH): Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.