Después de terminar una reunión de trabajo con un buen amigo y compañero en la fe, comenzamos a ponernos al tanto después de mucho tiempo sin vernos en persona. En la conversación, mientras hablábamos mi amigo me cuestionaba acerca de mis planes a futuro y mis respuestas siempre iban acompañadas del «si Dios quiere» hasta que él me dijo estas palabras «Amigo, Dios si quiere pero, ¿tú quieres?»
Después de esta conversación me pude percatar que muchas de las veces mi «si Dios quiere» es la perfecta excusa o pretexto para no hacer las cosas. Dios nos dice en su palabra que Él tiene planes de bien y no de mal (Porque yo sé los planes que tengo para vosotros» —declara el Señor— «planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza. -Jeremías 29:11-) por lo que no necesitamos ninguna señal divina o sobrenatural para darnos cuenta que Dios sí quiere bendecirnos y darnos lo mejor para nuestra vida. Muchas veces vivimos en un pensamiento de que tiene que suceder algo extraordinario para que eso sea la confirmación de que Dios quiere pero quiero decirte que sí sabes que es el bien y que es el mal, no necesitas ninguna señal sobrenatural para hacerlo.
Hoy Dios sí quiere bendecirte.
Hoy Dios sí quiere perdonarte.
Hoy Dios sí quiere sanarte.
Hoy Dios sí quiere.
Lo que deberían decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello». De lo contrario, están haciendo alarde de sus propios planes pretenciosos, y semejante jactancia es maligna. Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo. (Santiago 4:15-17 NTV)